Salchichas y cervezas
Viernes, 06 de agosto de 2004
"aaaaah... Melrose Place"
decía esta mañana mi tándem húngara nacida en Transilvania cuando se enteró de donde iba a hacerse la fiesta. Si, todo era como Melrose Place. Quizás con un toque Scott Fitzgerald en mi imaginación tan nostálgica. Nos habían invitado a una barbacoa en una residencia pija. Genial, me sentí contento y relajado por primera vez en lo que llevo de estancia. Necesitaba proteínas animales y las salchichas bratwurts cumplen esa función. Sabían más a chorizo criollo que al puré de carne que vende Campofrío.
La carne estaba buenísima.
La de la barbacoa también: Había preciosas alemanas que servían para practicar las habilidades sociales. Mas bien para hacer un poco el ganso y creerse algo pero nunca está mal hablar con la gente.
La primera, frágil y rubita como debe ser, no me duró mucho. Había logrado que me explicase con detalle que llevaba el líquido amarillento y cremoso que engullía cuando me di la vuelta para coger un vaso. Al volver tenerla enfrente de mí, el pequeño David, terror de las alemanas, ya había tomado mi lugar con sus frases de libro multi-situacional.
"Duuuuuu bbbbbiii-stttt sehhhhr--- symmmmmmpaaa--- tisssssssch---Iiiiiiich li-eeee-be Blondinen""
Esto es: "Eeeeeeeres mooooooy simpaaaaaatica. Mi gustan moooochoo las rrrrrrrrrrrruuuubias"
(El libro existe y lo lleva siempre en el bolsillo. Tiene una interesante situación dedicada al ligue más sucio y menos decoroso)
Me cogí pues mi vaso de helado de vainilla batido con licor y lo vacíe hasta que estuve lleno de bomba de sandía (sandía y vodka). No, no he perdido las formas. Luego me desintoxiqué con mucha agua mineral Evian. No olvidéis que era una piji-party de lo más chachi.
Las amigas de mi primer tándem eran majitas. Incluida la medio-canaria. Pero al menos no muerden, como ciertas españolas. Anduve deambulando un poco hasta que, cansado, me senté en un banco. "Willkommen!!!" dije a una chica en la que n había reparado antes. No le veía muy bien la cara porque ya se había echo de noche y no había mas luz que unas velas. Parecía guapa. De hecho era guapa. Rubia, ojos azules y un vestido rojo robado al museo del escándalo. Fue un alivio cuando me respondió en español. Su nariz y su piel no eran muy de mi gusto pero -caray- yo creo que merecía la pena. La conversación fue genial. La chica iba a ir a Oviedo a hacer el tándem de septiembre. La conversación cobraba más y más fluidez. ¿O no? Llevaba tres cuartos de hora hablando con ella y de repente sucedió algo. Lo achaco a un error de traducción o algo así porque lo que debió de entender debió de ser terrible. Le pregunte por una chorrada que qué música le gusta o que hacia para divertirse o algo así y de repente se puso pálida, se quejó de los insectos y marcho a buscar a sus amigas. Las chicas siempre tienen que ir a buscar a alguna amiga. Lo peor es que creo que la frase la dije en español. Un beso para vosotras, un abrazo para vosotros. Dani
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